martes, 23 de diciembre de 2014

Partido Histórico: Barcelona 72-84 Real Madrid (Partido 3 de la Final ACB 2013)

EL PARTIDO DE FELIPE REYES, RECORDADO POR LOS MÁGICOS TRES ÚLTIMOS MINUTOS DE MIROTIC

Un 14 de junio de 2013, el Madrid daba un golpe sobre la mesa en la lucha por el título tras asaltar el Palau Blaugrana en un encuentro en el que demostramos nuestra superioridad. Los nuestros fueron por delante durante la mayor parte del encuentro, con un Felipe Reyes en épica constante (20 puntos y 26 de valoración).



El FC Barcelona Regal puso la competitividad para responder al máximo nivel. Su energía colocó el partido en un listón que los blancos no eran capaces de alcanzar. Pero los de Pablo Laso se reencontraron con la instantaneidad de un par de acciones, un par de triples y una defensa sólida que les permitió una renta que, esta vez sí, supieron mantener. Una renta que ni siquiera Juan Carlos Navarro, que buscaba la exhibición en el último periodo (terminó con 20 puntos) fue capaz de atacar. Nikola Mirotic, que terminó con 18 puntos pese a haberse cargado muy pronto de faltas, apareció en los minutos finales para asegurar lo que ningún equipo había hecho hasta ahora en la serie. Su ventaja. La que permite que el Real Madrid esté un poco más cerca del título. A un solo triunfo. Y podría ser en el Palau.


El comienzo ya prometía

Eran Juan Carlos Navarro y Rudy Fernández, dos de los hombres más activos durante el Playoff Final, los encargados de estrenar el marcador por ambas partes. Aunque la batalla, más allá del duelo particular, se libraba en cada rebote. Una lucha que viene definiendo los enfrentamientos entre ambos equipos a lo largo de esta temporada. Y que, de inicio, terminaba en una falta de Nikola Mirotic buscando el rebote ofensivo y un rebote-mate de Mirza Begic.



Apenas tres minutos tardó el Barça Regal en colocarse en zona. El mismo dibujo 2-3 que funcionó por unos instantes en el segundo partido. Aunque, en esta ocasión, los blancos demostraron que ese dibujo en ese día no les iba a afectar. Primero, Sergio Llull dividía la zona para asistir a Mirotic y, después, el montenegrino corría la cancha para machacar en contraataque sin que los azulgranas pudieran hacer nada. El dibujo defensivo, esta vez, no era efectivo ante un gran Madrid.

El Barça nos mantenía el pulso (6-8, Minuto 5) gracias a un certero lanzamiento exterior. Sobre todo buscando a un Navarro que no se pensaba en realizar tiros desde la línea exterior.

Un desgaste global que se mostraba más vívido que nunca en la batalla por el rebote, una dura guerra como si en ella cada jugador se jugara la vida. Pese a que los cinco primeros rebotes azulgranas eran en ataque, ellos no conseguían aprovecharlos para anotar, por lo que un triplazo de Tremmell Darden y una grandiosa penetración de Llull nos elevaban en el marcador hasta el 6-13.

Solo Navarro era capaz de romper la sequía contraria, que duraba prácticamente tres minutos. Ni siquiera Lorbek, que saltaba a la pista ya recuperado, lograba romperla. El Real Madrid, rápidamente en bonus, concedió a los azulgranas hasta diez tiros libres y gracias a eso los locales sobrevivieron en el primer periodo en este cuarto, lo que aprovecharon para acercarse hasta el 13-17, compensando la actividad ofensiva de Rudy, que mantenía una increíble actividad en la penetración y un horrible, como de costumbre en el Playoff Final, bagaje en el lanzamiento exterior (falló sus cinco triples en el partido y 0/13 hasta el tercer partido).

Jasikevicius y Felipe eran los que mandaban

Si el primer cuarto había dejado la sensación de un Real Madrid que no estaba demostrándolo todo, y un Barça con poco más que empuje, CJ Wallace llegó para aportar brillantez y resolución en los primeros instantes del segundo periodo. Tapón a Sergio Rodríguez y triple inmediato. El Barça se activaba, al igual que Jasikevicius, cuyo rendimiento por minuto es capaz de rivalizar con el de cualquiera. El incendio era tal que puso el partido en su mano.



Siete puntos consecutivos colocaban al Barça por delante y ayudaban a caldear un encuentro que cogía todo el color posible. Advertencia de técnica a Wallace por lo que los árbitros consideraron simulación de una falta, tres triples errados consecutivos del Real Madrid que acabaron con tres rebotes ofensivos... Los aros asistían a una constante maraña de brazos, choques, cuerpos a cuerpos, manos que entraban y salían. Y, al final, anota Felipe para empatar a 23 (minuto 14).

No hay nadie capaz de moverse en los momentos complicados como el pívot cordobés. Y, como si no existiera alguien más a las antípodas, en el otro lado aparecía Ante Tomic para igualar el encuentro con un bello semigancho. Pero la constante del cuarto se llamaba Felipe Reyes. Su cuerpo a cuerpo le creaba huecos que le guiaban hasta los 12 puntos con los que llegaba al descanso (15 de valoración) y ampliaba la ventaja del Real Madrid (27-31), con la colaboración de un Llull que abría la defensa azulgrana, cual un cirujano abre en canal a un paciente.

La breve exhibición de Jasikevicius había dejado paso a un Reyes superlativo, como de costumbre; que compensaba el vacío blanco desde el tiro exterior (11%). Cuando se marchaba al banquillo, respondían Begic y Slaughter, que colocaban la máxima ventaja para los visitantes (29-37).

Pero fue prácticamente salir a pista Jasikevicius y volver su anotación, que se había detenido abruptamente tras su viaje al banco. Sus 11 puntos en siete minutos pusieron la dosis de desatado talento azulgrana, que permitieron recortar, pero no impidieron que el Real Madrid se fuese al vestuario por delante (35-41).


El Barça se alimenta de lucha y parar el juego

La incertidumbre de la dureza defensiva había regresado al retomarse el partido. La anotación se detenía entre faltas personales y una exigencia física que impedía anotar de forma sencilla. Y, claro, el desacierto. Rudy Fernández ampliaba su pesadilla con el triple; el Barça caía hasta el 2/13. Además, los azulgranas sufrían los problemas de faltas de la pareja interior Tomic-Wallace, que cometían la tercera. Así sucedía también con Mirotic, que se marchaba al banco tras cometer su cuarta falta personal. Y el tanteo que había dejado era tan pobre como de 5 puntos en cinco minutos.

Entonces, apareció Oleson para romper la maldición de más allá del arco. Y Tomic para escaparse con un majestuoso movimiento que dejaba atrás a Begic, que cometía la falta y permitía que el adicional volviera a poner al Barça por delante (46-45). El Real Madrid, acostumbrado a vivir en conexiones y desconexiones, vivía su momento de hibernación, perdido entre la lentitud de un juego plagado de faltas, golpes, interrupciones, vítores y gritos. El Barça parecía alimentar sus fuerzas de esa lucha constante, que nos llevaba a algún lugar cercano a la apatía.



Cuando los rebotes ofensivos volvieron a dar vida a los de Laso, apareció Carroll para anotar su primera canasta del encuentro y jugar a la alternancia en el marcador, pues Todorovic devolvía la ventaja a los locales. Los minutos de ventaja blanca habían terminado. La igualdad de la serie era palpable. Aunque Carroll se afanaba por romperla, entre carreras interminables para recibir que le permitían terminar anotando desde el tiro libre.

Pero entonces llegó la vida para el Real Madrid. Si el Barça se alimenta en la lucha, la energía del Real Madrid viene en lo grácil. En un balón robado de Llull para machacar con comodidad (48-53). Es ahí cuando la barra de energía del Real Madrid absorbe lo que tiene la azulgrana. Llull se encarga de facilitar el resto cuando, a solo cinco segundos del término de la posesión, anota un triple (el segundo de su equipo, al 15º intento). Al límite duele más. Sobre todo cuando el castigo moral del Real Madrid se hace más visible: lograr con aparente facilidad lo que al rival le cuesta esfuerzo.


Niko explota y Felipe continua en su línea

El último cuarto entraba con seis de ventaja blanca (50-56). Mientras Sergio Rodríguez le creaba una canasta a Slaughter remontando línea de fondo y le servía el 2+1 a Reyes recorriendo ágilmente la pista, Lorbek debía pelear el cuerpo a cuerpo para conseguir su canasta. Entonces, aparecía Juan Carlos Navarro y su cualidad de hacer fácil lo difícil, salía al rescate de nuevo. Cinco puntos consecutivos acercaron a los suyos. Navarro rivalizaba a formas de vivir con Felipe Reyes, que se marchaba hasta los 20 puntos para lograr que la diferencia se mantuviera en un cinturón de seguridad formado por ocho puntos. Entonces, eran cuatro los puntos de Tomic que reducían el cinturón (61-65). Las idas y venidas se escribían en cuartetos: cuatro de Darden, cuatro de Navarro y la diferencia que se mantenía en cuatro (65-69).






¡Y por fin llegaba el "Show Time" de los nuestros! Un baño en toda regla. El marcador se movía a mayor velocidad que nunca. Y el triple había vuelvo a nacer. Sergio Llull y Nikola Mirotic las metían de tres en un suspiro. La diferencia del Real Madrid ya estaba en siete (68-75).

Teníamos el encuentro controlado. A falta de 1:35 vencíamos por siete puntos (70-77), gracias a un colosal Mirotic que se había activado a tiempo. Aunque nada parece definitivo en una serie abonada a un último minuto inesperado. Pero no, en esta ocasión no iba a haber una canasta contraria en fuera de tiempo, o una falta inexistente. Los de Laso supieron gestionar a la perfección su ventaja, y amarrábamos el tiempo. Y Mirotic se mostró al Palau igual que cuando vino al mundo y finiquitó. Los diez de diferencia (70-80) cuando se entraba en el último minuto eran ya excesivos. El Real Madrid volvía a hacerse con el factor cancha. Quedaban dos partidos y solo necesitábamos uno para ganar. Y lo que era más importante, teníamos la victoria moral en el bolsillo.

A continuación el vídeo de los espectaculares 3 últimos minutos de Nikola Mirotic:



Javi Diaz
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